COYANÇA TRAIL

COYANÇA TRAIL
Presentación del club con una parte de sus integrantes

jueves, 2 de junio de 2016

ULTRA 101km PEREGRINOS

Esta carrera es un reto ultrafondista que trata de cubrir una distancia de 101 kilómetros y 8200 m  de desnivel acumulado, en un máximo de 24 horas, recorriendo un itinerario circular que irá, mayormente, por el Camino de Santiago de Invierno.
El itinerario discurre por poblaciones, caminos y sendas. Evita en la medida de lo posible ir por carreteras, y, casi en su totalidad, recorre los dos itinerarios del Camino de Santiago de Invierno (el de antes del s. XVII, y el de después de este siglo).

Antes de meterme en materia quiero agradecerle a Laura mi mujer toda la paciencia que me tiene con los entrenamientos y en la vida en general..jejeje y darle las gracias por que da igual la locura que se me pasa hacer por la cabeza, ella siempre está ahí para apoyarme y facilitarme las cosas, eso sin contar las horas muertas que se pasa en las carreras solo para verme unos escasos segundos y tirarme un par de fotos.. GRACIAS MI AMOR TE QUIERO!!!!!


Después de esta pequeña introducción os intentaré contar mi pequeña historia de esta gran carrera. Llegué a Ponferrada el día antes, no tenía que recoger el dorsal ya que me lo habían enviado a casa unas semanas antes pero quería  relajado y descansar  para tomar la salida en las mejores condiciones posibles, así que como la organización habilita el pabellón de deportes para poder dormir allí la noche antes decidí hacerlo de esa manera...


Antes de irnos a dormir la organización nos dio una cena a base de pasta.


Cené rápido para irme pronto a descansar pero mientras estaba cenando decidí cambiar de estrategia y esperar para irme a dormir prácticamente el último para evitar que una vez dormido la gente que fuera entrando a dormir me despertara y me desvelara ya que tengo el sueño flojo y como me desvele adiós a dormir y hola noche en vela... Pues bien, tanto hice por no dormirme que al final me desvelé y cuando parecía  que estaba a puntito de agarrar el sueño, de repente los dos únicos Bigfoot del planeta empezaron a roncar como malas bestias uno a izquierda y otro a la derecha, en estéreo para que no quedara la más mínima duda de que la noche iba a ser muy muy larga...

Al día siguiente me levanté hecho un auténtico guiñapo, no conseguí dormir ni tres horas pero ya daba igual, era el día de la carrera y era el momento de ver si los meses de sacrificio y duros entrenos habían dado resultado. He de decir que llegaba lesionado con una periostitis tibial de caballo que me había tenido el último mes y medio parado y por lo cual hasta unos días antes era una incógnita siquiera si podría tomar la salida. 


A las 8:45 de la mañana más o menos nos tocó salir a los de la ultra y la maratón, hacía un cuarto de hora más o menos que los 1500 participantes de la prueba de btt habían tomado la salida. Personalmente salí con el único objetivo de buscar un buen ritmo y en principio solo pensaba en completar una media maratón ya que con la lesión con la que llegaba tenía muchas dudas. De echo la opinión del médico era no correrla ni de coña, por eso aunque salía equipado para terminarla y los avituallamientos los preparé con ese objetivo, el real era ir poniéndome pequeñas metas mentalmente e ir superándolas según fuese viendo como me encontraba.
Salí sin complejos y a un ritmo bastante alto. Mi entrenamiento tenía como objetivo el terminarla en unas 18 horas y sin embargo el ritmo de salida de mis primeros km eran para entrar por debajo de las 16 horas, a los 6 km ya estaba adelantando bicicletas que estaban subiendo las primeras rampas.





Durante los primeros kilómetros reseñar que un corredor reconoció mi camiseta del club ya que había leído este blog. Es un gran orgullo saber que alguien aparte de mi familia y algún que otro amigo pierde el tiempo en leer las parrafadas que escribo, eso le levanta el ánimo a cualquiera. No recuerdo su nombre pero muchas gracias desde aquí si lees esta crónica, fue un placer.
Por lo demás y durante los primeros 45 km. todo genial, sin ningún tipo de molestia y contra todo pronóstico seguía manteniendo el ritmo de carrera del inicio y estaba compitiendo con todas las de la ley cuando en principio a lo único que aspiraba era a terminarla aunque fuera en 24 horas...
Fue una pena que hubiesen cambiado el recorrido y ya no se pasase por las Médulas, solo pudimos verlas a lo lejos.


Bueno, para la hora de comer estaba en Puente Domínguez Florez donde me esperaba un buen plato de pasta y mi mochila con ropa limpia y algunas cosas necesarias para afrontar con éxito la segunda parte de la carrera y la más dura, ya que en esos km se encuentran la mayoría del desnivel.


Nunca pensé que todo se me iría al garete en cuestión de minutos. Fue entrar en el pabellón y empezar a buscar mi mochila, las tenían por orden de dorsal pero mi mochila no aparecía, di por hecho que estaría mal colocada y empiezo a buscarla por todas las filas que hay y nada de nada. Sigue sin aparecer, empiezo a mosquearme bastante y sobre todo a quedarme frío, llevo buscándola 20 minutos y en el pabellón se está fresco y con la sudada que traigo... voy hablar con la organización para pedir explicaciones y que me ayuden a buscarla. La verdad que se portaron muy bien, me dieron muchas explicaciones de lo que podría haber pasado y estuvieron también mucho tiempo buscándola conmigo pero el caso es que pasó una hora y cuarto y yo estaba sin ropa seca que ponerme ni calzado para cambiarme, etc... Después de calmar mi mala sangre y comer un plato de pasta salgo del pabellón maldiciendo mi mala suerte camino a afrontar la subida a Ferradillo.

El sol le casca de lo lindo, no había pasado ni kilómetro y medio desde que dejé el avituallamiento y me empiezo a encontrar fatal del estómago, me había quedado frío y la pasta no me sentó nada bien, hecho la vomitona de rigor y empiezo a encomendarme a todos los santos ya que la poca experiencia que tengo me llega para saber que con ese sol de justicia, 20km de subida, sin geles, la vomitona que no ayuda para ir bien hidratado y sobre todo la cabeza, que en este tipo de pruebas es el 60 por cien del éxito de la misma, todo da  un giro inesperado y pasé de estar compitiendo de tú a tú con los 60 primeros de la prueba, a ya empezar a pensar en marchar para casa.

Todo el tiempo que había ganado en los primeros 50 km lo estoy perdiendo a marchas forzadas, mis pies no se despegan del suelo y apenas puedo levantar la vista, voy procesionando a la vertiginosa velocidad de 24 minutos por kilómetro. Lo estaba pasando fatal cuando me coge Francisco, un corredor bañezano, una cara conocida de esos cientos que continuamente vemos en las carreras y aunque apenas nunca cruzamos palabra, en momentos duros como estos siempre tienen una palabra de ánimo. No me pudo solucionar apenas nada pero al menos dejó unos minutos de su tiempo en acompañarme, animarme y sobre todo escucharme y poder desahogarme contándole lo que me había sucedido. A los pocos km tiro para adelante, yo no podía seguir su ritmo pero al menos el mío había cambiado y aunque muy cascado seguía en carrera Ya había contactado por teléfono con Laura mi mujer, estaba llegando a Ponferrada y se disponía a ir a mi encuentro en algún avituallamiento para proporcionarme lo que no pude coger anteriormente.
Antes de llegar a Yeres entablé conversación con Xavi y Ricardo, no recuerdo si me cogieron o los cogí pero lo que si sé es que tampoco andaban muy sobraos, formamos un grupo bastante chulo durante muchos km.


Llegamos a Yeres donde estuvimos bastante tiempo en el avituallamiento reponiendo un poco, a Xavi le estaba esperando su mujer y yo llamé a la mía  porque se había dirigido al mirador de Orellán, pero nos terminaban de decir que la carrera ya no pasa por ahí. La cosa se me complicaba por momentos, ya no podría encontrarme con Laura hasta el km 80 en Paradela de Muces y por mis cálculos llegaría allí de noche y no tenía frontal, me lo traía ella con la ropa y una serie de cosas que le pedí después de mi percance con la mochila.
Nunca podré agradecerles a estos dos fenómenos que tiraran de mi de la manera que tiraron, gracias a ellos conseguí pasar la etapa más dura de la prueba. Así todo a pocos km de la cima me quedé descolgado, ya no podía con el alma y me despedí de ellos. Ya sólo tenía como objetivo llegar al siguiente avituallamiento y abandonar. La falta de provisiones y una pedazo boja en el pie habían podido conmigo, me empezaba a marear y tenía de nuevo problemas de estomago. Todavía no sé como llegué al avituallamiento militar que había antes de Ferradillo, apenas tengo recuerdos de esos km que hice solo viendo cada vez mas lejos a mis compañeros de subida. Cuando llegué por fin, ellos ya se estaban yendo.


Llame a Laura que estaba ya en el km 80 esperándome y con la voz entrecortada por las lágrimas de rabia y sufrimiento le dije que no podía seguir, que abandonaba. Lógicamente me dio muchos ánimos y que me lo pensara bien, pero la decisión estaba tomada. Mientras esperaba a que pasara un patrol de la organización para llevarme de vuelta, uno de los militares que me recogió a la llegada me obligó a comerme un plato de pasta. Al principio no podía ni meterla en la boca, unas arcadas terribles, pensé que se me explotaba un huevo del esfuerzo pero poco a poco fue entrando. A la vez empecé a wasapear con mis compañeros de club de montaña (porque hasta entonces tenía los datos quitados) y empecé a ver mensajes y mensajes de apoyo. A todo esto el mismo militar al ver que iba volviendo a la vida me trajo una botella de dos litros de Coca Cola y empecé a darle lingotazos como si no hubiera un mañana ¡¡¡Uuufff!!! Menudo subidón de azúcar... Solo os diré que me entro un calor por el cuerpo de cabeza para abajo acojonante. A todo esto ya llevaba allí parado cuarenta minutos y me vine arriba de tal manera que decidí tirar, llené los dos bidones con Coca Cola y a tirar como un loco porque estaba oscureciendo y me quedaban 15 km para llegar al frontal, ahora mismo esa era mi meta.
Increíblemente no solo seguía en carrera sino que a pesar de estar subiendo estaba corriendo, en menos de 20 minutos pillé a mis dos compañeros de viaje que me veían venir a los lejos con cara de incrédulos y a la vez de alegría por verme en carrera. Estaban estirando por que empezaban a tener problemas serios de calambres, yo ni me detuve, iba con un subidón importante y no podía desperdiciarlo. Se lo expliqué, nos deseamos las mejores de las suertes y seguí tirando como si no hubiera un mañana. Por fin llegué a Ferradillo y empecé la bajada, iba como un toro, no dejaba de pasar gente subiendo, pero yo iba  como cuando empecé, parecía que empezaba la carrera.


No hace falta decir por donde bajé claro... al final no conseguí llegar de día, se me hizo de noche en el tramo más técnico de la bajada. Tuve suerte porque a pesar de no poder engancharme del todo a un grupo que tenía delante de mi, por lo menos me sirvió para seguir la senda y no perderme hasta llegar a la altura de Laura.
Me pude poner ropa seca, el foco y abastecerme de geles, estaría parado otro cuarto de hora pero me dió la vida, a partir de aquí solo puedo decir que no dejé de adelantar gente, estaba compitiendo de nuevo y el estómago estaba también en forma, tanto que los últimos 15 km a meta fueron una gincana culinaria, os diré el menú de los últimos avituallamientos: fabada, patatas con jabalí, botillo, chorizos criollos, orejas, morro, etc. Lo probé todo y conseguí recuperar mucho tiempo, en meta al final entré en el puesto 149 de la general de 450 corredores.


      (no he podido poner foto de la llegada por que a día de hoy todavía no las han colgado todas)

Xavi y Ricardo entraron a meta pasadas las 20 horas de carrera con muchos problemas de calambres , contacté con ellos unos días después a través de Facebook.

Quiero decir que la carrera es una pasada, la organización está muy bien para todo lo que supone tener controlados y dar asistencia a 1500 personas en bici, 450 de la ultra y otros 450 de la maratón, pero para mi tiene un gran pero y es que esta carrera está pensada para las bicis, una ultra de esta distancia para corredores no puede salir a las 9 de la mañana porque solo llegan de día y tienen el calor de la gente en meta los 10 primeros, a partir del puesto 60 ya están entrando a la una de la mañana. Después de todo el esfuerzo que los corredores realizamos, cuando llegas a Ponferrada no te dejan callejear por sus calles hasta meta sino que te meten por la orilla del río durante 4 km interminables y horribles sin una palabra de ánimo de cualquiera que pudiera estar por la calle, y encima como llegas a esas horas no hay más que tres personas de la organización y un fotógrafo sacando instantáneas. De hecho, yo que llegaba con la lágrima asomando por todo lo que me había pasado en la carrera, fue tal la sensación de soledad y frialdad que sentí al cruzar el arco que pasé de la emoción a la indiferencia en cuestión de segundos, no le dí ni importancia a lo que había hecho. Para mi entender esta carrera es para salir a las 12 de la noche o como muy tarde a las 5 o 6 de la mañana para los que van a pie.
Por este motivo para el próximo año seguramente repetiré pero esta vez en bici (aprovechando el regalazo que me han hecho los Reyes Magos este año) que para mí es para lo que está organizada.

Y hasta aquí esta crónica que se ha hecho esperar. Muchas gracias a todos los componentes de Coyança Trail por sus ánimos sin los cuales seguramente no habría podido terminar esta carrera, a todos los voluntarios y organizadores y a los corredores con los que compartí algún que otro kilómetro disputando esta aventura, ha sido un sufrimiento placentero.

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